lunes, 19 de febrero de 2018

L. E. Torres


Canción

La piedra en la mitad de nuestro río
guarda la quintaesencia de la eternidad
hoy soy errante de desiertos metafísicos
el sol implacable carboniza el átomo de la montaña
con sus pájaros de luz
transparenta el trigo de las nubes
y la mortandad del hueso incrustado en la carne
un alarido lejano nos obliga a columbrar
a sentir la raíz entera de sus luminarias
el guadual se levanta revelado
trayéndonos en su filo lacerante la herida del viento
lo efímero de Ser
el verbo que arde sobre una mar de nada
las primeras estrellas
descienden por las escalinatas de la tarde
arrastrando desde sus distancias imposibles
el fondo negro del cielo
y el Valle del Aburrá atravesado por cierta tristeza
el naranjo en su temblor anochecido
casca el instante y el incendio del alma se vierte
hiende sus lenguas voraces cual una amapola que se abre
hasta fundirse en la incandescencia del arrebol

la Belleza es lo que se olvida


Réquiem

“Vivirá mucho si él no se ve a sí mismo”
         (Respuesta de Tiresias el vidente
                 a Liriope, madre de Narciso)
Ovidio/Las Metamorfosis


A Daniel Yepes

…De sólo contemplar el arribo del féretro
la idea de la muerte nos arrancó la lengua
y una gelidez sin orillas
empezó a treparnos el aliento,
a corroernos la verticalidad,
a besarnos solemnemente los párpados y la vida,
y a bañarnos el silencio recogido
como con una especie de horror vapuleante.

Nada más un puñado de efímera ceniza, mi hermano,
un cúmulo de noche y fuga y dolor
arrojado con anhelo furioso
contra las tapias indecibles del vacío.

Ecos suplicaban su reverdescencia.
Palabras se desbarataban y se podrían
ante la obscura herida.
Un llanto yermo alumbrará
esta pausa honda que centellea en graves lutos…

Cuando ya no somos,
cuando el temblor del alma ha alcanzado
su derrame inmarcesible,
es que mejor sienten,
es que mejor reconocen la pureza de nuestro fuego:

                                      ¡La Incandescencia del Furor!


Canción
suave e hipotética

Levantarse, expandirse, arder,
  Es acercarse al vacío.
Basado en el Ave María
     De Schubert

A Theresa

Siento en el viento las manzanas más frescas…
Nos duele lo bello
Porque los viejos senderos inamovibles se nos van,
Porque lo único que nos llama esta noche
                  Es el mismo olvido de sí mismo.

Todos estos ciclos que nos confunden,
Todos estos molinos que no paran de girar en lejanía
Guardan el verdadero sentido del Acto y de la Vida:

Mañana
          Mediodía
                     Atardecer
Blancura
           Anhelo
                   Remembranza…

Siento en el viento las manzanas más frescas,
Y el viento se va, se abisma, se encoje, se inmola,
Se agrava, se repudia, se deja, se lleva a sí mismo
Hasta que no queda nada ¡o incluso, más allá de lo ausente!,
En el arquetipo de todo lo conocido y de todo lo ininteligible:

Lejanía… Fuga definitiva de la vida que nace de la muerte
                                  Y de la muerte que se hace de la vida.
Siento en el viento las manzanas más frescas,
Y el viento… y el viento todo en todo se nos va…


L. E. Torres
Colombia

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